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Denunciantes De Corrupción

Gestionar las expectativas de los denunciantes de corrupción: 5 buenas prácticas a implementar

Los denunciantes de corrupción en las organizaciones afrontan conflictos personales que no son fáciles de dirimir. Y son conflictos que se asumen, usualmente, en soledad, ya que no pueden y no deben ser compartidos con amigos, familiares o compañeros de trabajo.

Aquellos que se deciden a denunciar actos de corrupción y actividades poco éticas deben reunir coraje y determinación. Es habitual que los denunciantes de corrupción experimenten miedo a ser despedidos, descubiertos, sufrir represalias o perder su reputación, mientras luchan con el deseo de hacer lo correcto. Y, en muchos casos, una vez que los denunciantes han informado, se sienten decepcionados o desilusionados.

Las encuestas y la investigación académica muestran que la gran mayoría de los denunciantes informan internamente antes de informar a los reguladores o los medios de comunicación. Y aquellos que denuncian en instancias externas lo suelen hacer porque tienen la percepción de que no se hizo nada respecto a la información que facilitaron.

Así, proteger a los denunciantes de corrupción es prioritario, si bien las organizaciones no deben olvidarse de gestionar sus expectativas y lo que experimentan en el transcurso desde que informan hasta que se esclarecen los hechos y se toman medidas.

¿Cómo gestionar las expectativas de los denunciantes de corrupción?

En este contexto, la atención que se dé a los denunciantes de corrupción adquiere especial relevancia. Es importante entender que esta persona, equivocada o no, toma una decisión difícil, y lo hace pensando en los más altos intereses para la organización. Pero, ante todo, en hacer lo correcto.

Hoy, los empleados que denuncian no tienen que hacerlo ante sus superiores jerárquicos. Encuentran diferentes canales de denuncia, oficinas especializadas y personas que tienen entre otras funciones, la tarea de recibir, gestionar e investigar las denuncias de corrupción.

Esas personas – los investigadores -, necesitan ofrecer a los denunciantes de corrupción la seguridad y la tranquilidad que tanto necesitan en ese momento. Si bien es preciso atender la investigación, no es una buena idea olvidar al denunciante. Algunas buenas prácticas para evitar que esto suceda son:

1. Informar al denunciante sobre un pronóstico de tiempo real

Una investigación de casos de soborno o corrupción arrojará resultados en un periodo de tiempo determinado, el cual depende de varios factores: la complejidad del asunto investigado, el número de investigaciones que se desarrollan de forma simultánea, el número de personas que sea preciso entrevistar, la necesidad o no de realizar desplazamientos para recopilar evidencia…

Es probable que el denunciante no considere estos elementos. Pero el investigador sí debe hacerlo. Y con base en esas condiciones debe ofrecer una expectativa de tiempo aproximada a la realidad, no solamente para la resolución definitiva de la investigación, sino para cada una de las etapas en la que se desarrolle.

2. Entregar informes parciales de avance

Los denunciantes de corrupción esperan con avidez informes periódicos sobre el avance de la investigación. Los investigadores, por su parte, pueden preferir enfocar su trabajo en la recopilación de evidencias, realizar entrevistas y todo lo que tenga que ver con el esclarecimiento de los hechos informados, antes que atender las necesidades del informante.

El informante necesita atención. Necesita saber cómo avanza la investigación. Esto no significa reportarle a diario, pero sí en periodos de tiempo razonables, que pueden ser cada dos o tres semanas, o cuando algo especialmente relevante ocurra.

3. Compartir momentos clave con el denunciante

Las investigaciones de actos de corrupción se parecen un poco a las que vemos en teleseries o en el cine. A veces, todo apunta a que el culpable es el mismo al que el denunciante adjudica la responsabilidad.

Pero el resultado de una prueba o de una entrevista puede cambiar el rumbo de la investigación. Al final, es probable que la evidencia compruebe que no hubo un delito. Que todo se debió a una serie de eventos coincidentes y desafortunados.

Las investigaciones y evaluaciones de riesgo de fraude y corrupción tienen hitos. Y esos puntos clave, deben ser conocidos por el denunciante. Especialmente, cuando se establece que no hubo un problema o que, aunque existen indicios, ninguno de ellos es concluyente. Es en estos casos, cuando el denunciante necesita más información, más detallada y más precisa.

4. Cuidar al denunciante durante todo el proceso y después

El acoso y las represalias son dos de los grandes temores que enfrentan los denunciantes de corrupción. Esto sucede cuando se presenta la denuncia, especialmente cuando el informante ha decidido no preservar el anonimato, o las condiciones particulares de la investigación necesitan que exista un denunciante físico.

Las leyes y las normas vigentes en Europa protegen al denunciante. Sin embargo, en la práctica, esto requiere un poco de trabajo adicional. La Oficina de Cumplimiento o el encargado del área de Gestión Anticorrupción deben encargarse de verificar la ausencia de represalias, acoso u otras medidas intimidantes contra del denunciante.

Algunas de estas acciones suelen ser muy sutiles, pero igualmente lesivas: exclusión social, entrega de trabajos de poca relevancia, comentarios y rumores, burlas…

5. Monitorizar el desempeño del denunciante durante varios años

Con resultados concluyentes o no, los denunciantes pueden verse afectados aún años después de concluida la investigación. Las evaluaciones de desempeño del empleado suelen aportar resultados muy interesantes.

Resultados deficientes en las evaluaciones, progresivos, desde el momento en que se presentó la denuncia, en contraposición a excelentes indicadores anteriores, pueden evidenciar un patrón de maltrato y represalias continuo.

El seguimiento en el tiempo a las condiciones de trabajo de los denunciantes de corrupción, así como los resultados oportunos y efectivos de las investigaciones, son el resultado de obtener información inmediata y confiable, así como de la posibilidad de procesar datos, almacenarlos y obtener informes y evaluaciones relevantes para la Gestión Anticorrupción.

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